El coliving y el coworking siguen ganando popularidad en Francia, p0r lo que Nexity ha indagado en los diferentes espacios disponibles, para las personas que buscan esta forma de vida.
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Hay Colivings y Coworkings disponibles tanto en el campo como en la ciudad. Estos nuevos espacios de vida y trabajo se están desarrollando para permitir una mayor diversidad social, favorecer la convivencia inter generacional y satisfacer las aspiraciones que tienen los franceses de vivir juntos.
Coliving y Coworking, son dos términos anglosajones que se confunden desde hace tiempo en Francia, pero cada vez cobran más importancia en la mente de las personas y los territorios donde se desarrollan nuevos formatos de vivienda y espacios de trabajo. El número de espacios de coliving pasó de 5.000 en 2019 a 8.300 en 2021, mientras que el número de espacios de coworking alcanzó los 2.8002 desde los 1.700 que había hace ya dos años. Para Maxime Armand, fundador de la empresa de coliving Urban Campus, se trata sobre todo de “una nueva forma de convivencia en las ciudades”.
El coliving y el coworking son la solución
“El coliving y el coworking responden a las nuevas expectativas de los trabajadores jóvenes, ambiciosos, abiertos a conocer a otros y con movilidad geográfica”, afirma Maxime Armand. En resumen, responden a las aspiraciones de los franceses que buscan interacción social, ahorro de presupuesto y flexibilidad. “En las grandes ciudades europeas, más del 50% de las casas están compuestos por una sola persona. Los estilos de vida han cambiado; estudiamos durante más tiempo, nos casamos más tarde y tenemos hijos a una edad más madura. El tamaño medio de las unidades familiares, sigue disminuyendo con el tiempo, por lo que se necesitan viviendas más pequeñas”.
En cuanto al coworking, muchas empresas y empleados han dado el paso. Los costes inmobiliarios son menores para las empresas y los empleados tienen más libertad para trabajar a distancia desde cualquier parte del mundo. Los edificios de Urban Campus también incluyen espacios de coworking donde se reúnen los residentes y los trabajadores externos, lo que da lugar a “grandes encuentros”.
La diversidad como activo
Los espacios de coliving y coworking no existirían sin la necesidad de relacionarse, más allá del ahorro económico. Así lo demuestra el éxito de los espacios de coworking creados en residencias de ancianos, donde trabajadores y residentes conviven a diario. Como en Marsella, en el Ehpad Les Jardins d’Haïti, que forma parte del programa “Un tiers-lieu dans mon Ehpad”, lanzado por la Caisse nationale de solidarité pour l’autonomie en colaboración con France tiers-lieux.
Si estos programas tienen tanto éxito es por los beneficios mutuos que aportan. En el coliving o la vivienda compartida, las personas mayores pueden prestar servicios a los que son más jóvenes, como la opción de cuidar a sus hijos. Mientras que los más jóvenes pueden devolver el favor y, en ocasiones, hacer la compra a los mayores. Por ejemplo, en Le Havre, un antiguo parque de bomberos, ha sido renovado para convertirse en viviendas de alquiler, viviendas en propiedad, principalmente para jóvenes profesionales, familias, y viviendas para personas mayores con una galería de arte abierta al público. En Le Havre, combinan la diversidad social, generacional y de usos. “La convivencia y la diversidad inter generacional eran el centro del proyecto”, dice Éric Vialatel, presidente de Maisons de Marianne.
También funciona en las zonas rurales
¿Quién dijo que el Coworking y el Coliving eran sólo fenómenos con éxito en las zonas urbanas? El auge del teletrabajo ha llevado a miles de habitantes de las ciudades a cambiar el asfalto por las zonas verdes. Algunas zonas rurales han llevado a cabo importantes campañas de marketing para atraer a nuevos habitantes, en edad laboral activa, de treinta a cincuenta años de media. En Saint-Didier-sur-Rochefort, de poco más de 400 habitantes en el Loira, se ha creado un café-taller para que los recién llegados trabajen juntos y se familiaricen con esta nueva vida. Además, hay una casa enfrente que se ha transformado en un espacio compartido y permite a las familias “probar” la vida en el campo antes de instalarse definitivamente. “Dejar la ciudad suscita miedos, pero estar con gente que se encuentra en la misma situación, para vivir y trabajar, permite superarlos juntos”, dice Olivier, antiguo ingeniero de Grenoble reconvertido en gestor de estos espacios.
Tanto en la ciudad como en el campo, el Coliving y el Coworking, junto con otros formatos de espacios compartidos, son al mismo tiempo una solución económica para reducir los gastos de los ocupantes y una solución ecológica para reforzar la intensidad de uso de los edificios. Es una gran oportunidad para redescubrir el sabor de la vida en común, porque al final, los humanos somos animales sociales.